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Pablo Zamora, presidente Fundación Chile: “Los distritos de innovación habilitan el diálogo y abren oportunidades”

Considerado un referente internacional en temáticas de innovación y emprendimiento, el co-fundador The Not Company, una de los startups de mayor crecimiento en LATAM, de categoría unicornio, analiza, entre otros temas relacionados, las implicancias de contar con un Distrito de Innovación en Biobío.

Se considera a sí mismo un “emprendedor en serie” y aunque hoy es presidente de Fundación Chile y director del Banco Estado, este científico sigue emprendiendo y participando activamente en el ecosistema. De visita en Concepción -invitado por Eneavor Chile- Pablo se dio el tiempo para participar en nuestro programa de entrevistas Biobío 2040: Diálogos del Futuro, donde analizó distintos temas en torno a la creación de un Distrito de Innovación en Biobío, un proyecto financiado por el Gobierno Regional y ejecutado por la Universidad de Concepción. 

– ¿Cómo ves este ambicioso proyecto?

– Yo creo que los distritos de innovación son necesarios porque de algún modo permiten hacer que el ecosistema se encuentre. Eso es muy importante. Y sobre todo yo creo que la innovación hay que sacarla de las universidades en Chile, como que la parte de la innovación ha sido medianamente capturada por los centros académicos y la innovación tiene que ver con la transformación económica y la transformación económica responsable. 

Entonces, yo creo que hacer un Distrito de Innovación, de cierta manera transparenta a los actores involucrados en la cadena y, por otro lado, pone los énfasis correctos respecto a quién es responsable de qué. Y eso hace que el sistema sea más fácil de leer para alguien que llega a la región y, sobre todo, debiese generar cambios culturales en los actores que pertenecen al territorio.

Para entender cuál es el rol que le toca jugar en la innovación y eventualmente, qué transformaciones tienen que ocurrir, tanto productivas como culturales, para que la innovación termine permeando y eventualmente impactando positivamente el territorio.

– En esa misma línea, las innovaciones de base científica – tecnológica ¿son realmente una oportunidad en el marco de un distrito de innovación?

– Sí, de todas maneras, de hecho, las empresas de base científica tecnológica (EBCT) tienen dinámicas que en Chile son menos entendidas que una empresa software, que hay alguien que quiere vender celulares y armar una empresa donde no produce el celular, donde solo importa y distribuye, es completamente distinta en su dinámica.

Yo creo que las empresas EBCTs, por lo general se alojan dónde están los centros de pensamiento, los tecnológicos y donde está la academia, y Concepción tiene universidades muy fuertes, de las más fuertes, tiene el segundo polo de intelectual más importante de Chile.

Es tan importante para mí, que me considero un “militante de la EBCT” y he fundado un montón. Y ahí tienes que poner los esfuerzos y empujar para que estas transformaciones ocurran y terminan ocurriendo porque tú logras reconvertir una industria.

“La innovación tiene que ver con la transformación económica y la transformación económica responsable”

Zamora, no se anda con rodeos, su opinión respecto a las inversiones públicas a la ciencia es tajante. “Deben afectar positivamente a los ciudadanos y a los territorios de Chile y es una irresponsabilidad que nosotros financiamos investigadores científicos y que los investigadores científicos se nieguen a compartir esa información más que con sus pares científicos”. 

Siendo él, científico, dice que de esto se dio cuenta algo tarde “trabajando con agricultores en México. Me decían: mira todo lo que tú estás haciendo. Sacas unos manuscritos científicos maravillosos, viajas por el mundo contando tu historia, pero a mí no me cambia nada la vida, porque nada de lo que tú haces me impactó a mí”.

“Y ahí yo me di cuenta de que tenía que cambiar la forma de cómo aplicar mi propia ciencia y me volqué a hacer cosas de alimentos. Tienes que generar mecanismos y alinear los incentivos porque todo el mundo mueve incentivos. Lamentablemente para que ese conocimiento contenido en las universidades y tanques de pensamiento termine, ya sea en un producto o un servicio o en algún tangible que haga que el resto de la sociedad se beneficie de ese conocimiento. Y eso hace que la empresa de base científica tecnológica disponibiliza conocimiento a través de tangibles, señala. 

En la misma línea, indica que “la academia ha sido súper reacia a esto porque dicen mira, nosotros nos movemos por curiosidad científica y está perfecto, tiene que existir la curiosidad, porque sin curiosidad, no hay conocimiento, pero nosotros no somos Suiza, nosotros no somos Liechtenstein, no somos Mónaco. Tenemos problemas concretos de pobreza, de movilidad social, de transporte, de salud pública y tenemos que hacer que la universidad y los Centros de Pensamiento vuelquen su capacidad a resolver problemas que tiene Chile y las EBCT son un vehículo para que eso ocurra”, asegura. 

– ¿Entonces tiene que haber investigación aplicada? 

– Es fundamental. Tiene que existir y tiene que haber gente que esté pensando en el desarrollo humano, las artes, pero también tiene que haber un beneficio a la sociedad respecto a estas inversiones públicas que hacemos en nuestros centros académicos.

– ¿Cómo ves el ecosistema de innovación y emprendimiento en Biobío en el marco de un Distrito de Innovación? 

– Inmaduro, en el sentido de redes. Yo creo que, a diferencia de otro espacio, la relación entre el empresariado y emprendedores está menos cimentada. Pero, por otro lado, hay una diáspora de talento bien interesante en la región, o sea, hoy hay centros de pensamiento y hay universidades de alta complejidad, los tipos de emprendimiento que yo vi ayer (en evento Startup Biobío de Endeavor) eran muchos de ellos muy sofisticado y de muchas capacidades de escala.

Entonces es importante que estas redes se articulen, se vayan consolidando y eventualmente vayan en bloque avanzando, ya sea para transformar la capacidad productiva de la región o eventualmente hacer que estas compañías terminen saliendo de Chile, pero de forma orquestada.

Las redes que requiere un Distrito de Innovación son súper importantes y las redes tienen que ser importantes, basadas en su recurrencia y su contenido. O sea, que se reúnan, que se conozcan, que se generen confianza y que se doten de capacidades complementarias, que le vaya permitiendo que la red sea cada vez más robusta y que los componentes de la red se vayan desarrollando de manera efectiva y necesitas ciertos drivers, ciertos conductores, esos son conductores  valóricos – políticos – estratégicos que tú dices mira: esto es lo que nosotros vamos a hacer en la región, estas son el tipo industrias que queremos incentivar, estas son las brechas que queremos resolver, con estos actores queremos trabajar. 

– Como inversionista, emprendedor, científico, imagino que has pasado por muchas etapas y has visto esta relación, esta colaboración entre las universidades, la academia y el sector privado, el Gobierno. ¿A través del tiempo, crees que ha evolucionado? 

– Creo que hay mejores fundadores dando vuelta de lo que había hace cinco, diez años atrás. Cuando yo armo NotCo una compañía de las que armé en 2015, el entendimiento respecto a cómo se hace una empresa, cómo crece, cómo se financia, era mucho menos de lo que hay hoy día y, por otro lado, la relación público-privada era más escasa.

Entonces, la confianza de lo privado y lo público y la relación era bastante nimia.

Hoy hay más entendimiento, hay más masa crítica, pero aun así el sistema no está completamente consolidado, porque para tener un ecosistema consolidado necesitas a todos los eslabones con cierto grado de maduración.

Por ejemplo, en Chile, faltan dos cosas clarísimas, una es que existan compañías mejor diseñadas y armadas. Eso se hace a través de metodología y lo otro, que exista un fondo de fondos de inversión como una banca segundo piso que permite que los Fondo de Inversión chileno tengan los mejores fondos recurrentemente, o sea, capacidad de caja para invertir en emprendedores.

Entonces la plata se acaba cuando Corfo deja de financiar estos fondos de inversión y acá lo que hay que hacer es desarrollar un sistema dinámico e integrado que haga que esta engine que -como motorcito- funcione al 100%.

– Bajo tu punto de vista, ¿cuáles serían las ventajas de hacer un Distrito de innovación en una región como la nuestra? ¿Estamos en el momento preciso? 

– Sí, porque yo creo que es importante que ustedes tienen, a diferencia de otros territorios, una vocación del territorio bien definida. Están todas las condiciones para que se articulen correctamente y se movilicen con vocación de mayoría.

Lo que no puede ocurrir es que sigan existiendo empresas grandes, que crezcan en desmedro del resto de las compañías, que crezcan en desmedro de la sociedad, No, no es tolerable. 

Entonces, para poder ver, para poder tomar la sensibilidad respecto a cómo está funcionando el planeta, el Distrito de Innovación es un vehículo porque te permite a ti entender cómo funciona en otros lados, como lo hicieron en Singapur donde tenían un producto interno bruto muy similar al de Chile hace 15 años y Singapur nos pasó, pero por lejos, Corea del Norte tenía el mismo PIB que nosotros hace 25 años, y mira donde están ellos.

Juan Pablo Silva, Cory Gómez, Pablo Zamora, Claudia Silva, David Fernández

Pablo Zamora nos cuenta que en Fundación Chile, entidad que él preside, se está impulsando un Fondo Facility, que es un fondo de inversiones en infraestructura para la habilitación del mercado de Hidrógeno Verde de 700 millones de dólares.

Cuenta que tocaron todas las puertas posibles. “Hablamos con todo el mundo, invitamos al Fondo Internacional que iba a articular esto con nosotros y el Estado chileno no reaccionó a tiempo. Estuvieron dos años trabajando con nosotros, pero se fueron a Namibia y allí lo resolvieron en tres meses y después lo resolvieron en Marruecos”, dijo.

“La necesidad que tienen las diferentes como entidades, de la velocidad de respuesta, de la capacidad de articulación y de los estudios comparativos con ecosistemas que están más maduros que nosotros son necesarios y los distritos de innovación te habilitan ese diálogo, te abren oportunidades y eventualmente, si tienes buenos tomadores de decisión, rectores astutos y nos mezquinos, tienes gobernadores y gente en las decisiones de poder, pueden hacer que esto se movilice correctamente”

Al pedirle una última reflexión acerca de un futuro Distrito de Innovación para la región del Biobío, el cofundador de Notco, tiene muy claro que el tema pasa por la personalidad de quienes están inmersos en la toma de decisiones y el ecosistema. 

“Primero, que sean humildes en sus disciplinas. Yo creo que nadie acá sabe más que el resto. Ni los científicos son más inteligentes que el resto, ni los empresarios son más inteligentes, porque tienen más plata. Yo creo que para poder avanzar en forma consciente debes tener la humildad suficiente para poder hacer algo colectivo, un distrito involucra colaboración. Si tú no tienes voluntad de colaboración ni te metas”, señala. 

Agrega que un segundo punto importante para que un distrito sea posible es ser generoso con el conocimiento. “Yo creo que todo el mundo tiene ciertas habilidades, pero no todo el mundo está dispuesto o tiene la vocación pública de querer poner esto a beneficio de los demás. Creo que los distritos avanzan cuando la colaboración es real y se hable de la transparencia radical”. 

Finaliza con la necesidad de que esta iniciativa tiene que terminar en una Política Pública, que haya sido impulsada por cambios culturales y que las inversiones en ciencia o tecnología deben y terminar impactando el quehacer y el devenir del territorio a posteriori. 

El Distrito de Innovación Biobío es un proyecto que busca desarrollar los insumos necesarios para la construcción, implementación y operación del Distrito como nueva herramienta para impulsar la innovación y el emprendimiento de base científica tecnológica.

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